1.5.13

Conducta en los boliches


A quien corresponda:
Mi nombre es Sofía, tengo 20 años (sí, qué loco, ya entré en mi tercera década) y me gustaría acercarle un par de observaciones con respecto al comportamiento masculino en boliches.
Para empezar, quisiera aclararle que mi análisis está basado puramente en experiencias, y por lo tanto, es absolutamente subjetivo. Con esto pretendo zafarme de juicios posteriores.
Hay dos tipos de hombres: los que van a bailar y los que no. Se sabe, porque la vida nos enseña, que quienes van a bailar son parte de una masa relativamente homogénea, que se nutre de sí misma o que al menos busca hacer eso. Resulta complicado separar a hombres que tienen intenciones reales de desarrollar una relación con mujeres de aquellos que tan solo buscan acción efímera.
Nunca faltan los que te frenan bruscamente, se te ponen a charlar, y como estás con una amiga, ves cómo el famoso “wingman” la intercepta. Así se inicia lo que se podría conocer como una doble pareja. Los cuatro salen ganando. Pero el problema está en que estos hombres ansiosos por carne femenina nunca tienen en cuenta los intereses de las muchachas en cuestión. Pongamos un ejemplo: el wingman se me acerca (para bancar a su amigo, pero posiblemente para conseguir algo él mismo) y yo le digo que me duele mucho la cabeza (lo cual es cierto, ¿por qué le mentiría con esa estupidez?). Su respuesta: “Quizás un beso pueda ayudar”. Mi cara: de orto. Su reacción: acercarse a mi cara. Mi respuesta: “Eh… me parece que no. Me voy al baño, chau”. Su cara: de orto. Su puteada: "La concha de tu madre".
Otros clásicos son los que te sacan a bailar. ¿Realmente piensan que me divierte bailar un rato canciones de mierda con un perfecto extraño? Encima se ofenden cuando la reacción de la mujer es negativa. Discúlpeme, buen hombre, pero no se lo tome personal.
Lo que todos los hombres que van a boliches deberían saber (aunque sospecho que capaz ya lo saben) es que nunca- nunca- van a encontrar a una mujer que valga la pena en un lugar así. Y si lo hacen, no les va a dar bola. Porque absolutamente todas las tácticas para conquistar a una mujer en antros con música fuerte rozan lo trillado-grasa-aburrido-ridículo-y otras categorizaciones imposibles. Y la mujer que vale la pena lo sabe perfectamente.
Espero que con esta carta se logre hacer algo al respecto. Mi preocupación ha alcanzado niveles altísimos y temo por la humanidad y su retroceso hacia lo animal.
Desde ya muchas gracias.

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