17.11.15

Como Baztán

Le gustaría ser uno de esos hombres que simulan ser inmortales, a quienes la banalidad de lo cotidiano les resbala, lisa y llanamente. Esos que miran con desdén los objetos de la Tierra, creyéndose superiores en su despojo.
O le gustaría ser como Baztán. 

Quisiera ser así, pero no puede dejar de buscar algo
sin saber qué
con desesperación.

Acepta su condición de mortal, apegado a todo y nada, y elige 3 categorías.

Uno:
Arrastra desde abajo de su cama la cápsula del tiempo llena de fotos de la era analógica, cartas de novias del pasado, hojas y servilletas con pensamientos que el viento- o internet- no lograron arrastrar consigo al vórtice de lo infinito.

Dos:
De su escritorio elige un cuaderno Moleskine sin estrenar, una resma de hojas lisas, muchos lápices 2hb, un sacapuntas, ninguna goma de borrar. Lo que quede escrito de ahora en más, quedará escrito para siempre.

Tres:
Se sienta frente a su biblioteca personal de Babel, y con dolor, se obliga a elegir el top 10, a hacer una purga dolorosa para la prosperidad:
La isla del tesoro, La Tempestad, Momentos estelares de la humanidad, Crónicas Marcianas, La condición humana, El origen de las especies, Pequeño Larousse Ilustrado, En busca del tiempo perdido, tomo 1, Ficciones, Utopía.

¿Qué más, qué más? Olfatea desesperado entre su ropa, ¿qué más va a necesitar? ¿Qué ropa?
Una campera de polar, un pantalón cómodo, 3 calzoncillos? Medias? Traje de baño? Ojotas? Cuántas remeras? Qué llevar puesto?

Solo se lleva puesto su mejor traje.

Despierta a Baztán. Le pone su correa azul mordida y deshilachada. Por primera vez lo mira con el cariño paternal con el que ciertos dueños miran a sus mascotas. Baztán bosteza, él sonríe. Desata su correa, desata su collar. Lo mira fijo, con la locura que corresponde y los cachetes húmedos, y le dice con firmeza: “Hasta que no perdes todo, no sos realmente libre. Yo no soy capaz de hacerlo, así que hacelo vos por mi”.

Con su mochila cargada de libros, hojas, lápices, fotos, sube al transporte que lo espera.

Baztán lo mira fijo y mueve la cola, incesante, como siempre, listo para la aventura. 

3.11.15

Papeles en el viento

No sabe dar un paso más.

Aunque creó el universo de la nada misma

No puede sentir lo que nunca sintió.


Hace de sus defectos los nuestros

Humano, demasiado humano.


Si tan solo fuera menos humano,

Si pudiera volver a la vez primera.


Duele que el dolor sea de papel, de plástico, de cartón, de vidrio

Duele que el dolor no sea de verdad.


Nunca pudimos ser lo que fuimos en secreto

La historia no avanzará más.


Su recuerdo todavía me persigue

Porque algo así es el susurro:

“Todos los secretos,

Todos los secretos te llevaste con vos”