3.7.14

Cálculos y recálculos

Me tiembla el cuerpo como cuando en esos exámenes de matemática del colegio el resultado daba un número ridículo.
Un número que se reía de mí en mi cara, que parecía decirme "no sabes de mi ni me entendes".
Sabía que ese resultado incorrecto era tan solo el paso final al que había llegado después de una serie de elecciones.
¿Qué mala decisión arruinó todo? Ni idea. Simplemente se fueron acumulando.
Y cuando sentada en el banco de colegio me daba cuenta de esto, el terror se reía a carcajadas y corría por mi sangre, por mi ser entero. 
Miraba fijo al vacío, sin encontrar respuesta ni solución. 
No podía seguir con el examen pero tampoco podía corregir lo que estaba mal.
Solo sentía vértigo. Vértigo por estar ahí en ese momento, agujas corriendo, tiempo pisándome los talones, riéndose de mí al lado del terror y de ese número infame sin sentido.
Sabía que aprobar o no dependía enteramente de mí y de mi decisión; entonces miraba al vacío con más intensidad y unas cosquillas me recorrían la espalda. 
Me daba placer físico sentir la presión. Dejar que se metiera adentro mío como un demonio, que me electrizara hasta el último poro de la piel.
Solo después, podía volver al cálculo.
No buscaba el error, porque nunca lo encontraba. Simplemente empezaba desde cero.

Quizás vos y yo deberíamos hacer lo mismo, ¿no te parece?