25.10.11

Pienso, luego escribo

Yo, personalmente, escribo porque no me queda opción. No me acuerdo quién había dicho que es al mismo tiempo un placer y una carga, y yo estoy de acuerdo, porque así como ciertas personas tienen arrebatos de inspiración y necesitan agarrar una brocha y dar pinceladas a un lienzo, yo preciso tener un teclado en el que presionar mis dedos, o una hoja sobre la que marcar con el lápiz. Es una carga, porque muchas veces me pasó de querer ponerme a escribir por estar abrumada de sentimientos, de ideas, de tormentas internas que necesitaban irse. Además, hay que escapar un poco de la realidad.
Me gusta la ficción pero me fascina aún más la verdad escondida entre líneas. Me divierte leer palabras sueltas que no tienen sentido pero que al unirlas te pueden cambiar la vida. Me da curiosidad escribir fantasías con la ilusión de que algún día se cumplan. Me lanzo a escribir porque muchas veces siento que es la única forma que tengo de dejar mi huella en el mundo. Escribo porque ante la adversidad, es la única certeza de felicidad que tengo.
Escribo porque así ordeno mis ideas. Poner los pensamientos en palabras es encontrar la forma de comunicar bien, y para poder comunicar bien tenemos que saber perfectamente qué es lo que queremos decir. Escribo porque me ayuda a ser un poquito más coherente en este mundo tan incoherente.
Sartre dijo una vez algo así como que una ocurrencia no puede ser una aventura a no ser que alguien la cuente. Acá estoy también para documentar mi vida, para retratar lo más vivamente esos atisbos de felicidad que tenemos, o esos momentos de ahogo, de desesperación o de pena. 
De no hacerlo, sería mil veces más difícil levantarme después de una caída. Mi vida no tendría ni la mitad de sentido que tiene ahora, porque ¿para qué existen tantas palabras si no es para usarlas? Me descargo y cuando me llevo una desilusión con alguien o conmigo misma escribo para no perder la cordura. Cuando alguien me hace enojar al borde de llanto, en lugar de dejar correr las lágrimas, dejo fluir la pluma. Escribo porque me ayuda a superarme día a día. Escribo porque es la forma que tengo de superar los obstáculos. Escribo porque gracias a eso puedo saber quién soy. 

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo. Escribir tiene un poco de placer y otro poco de carga. Pero no sería capaz de separarlas, a menudo me sorprendo pensando historias que a la vez se convierten en cargas que arrastro todo el día, o peor, toda la vida.

    Me gustó la reflexión, sí, creo que en el fondo de la cuestión, tenemos una visión parecida. Te recomiendo la obra "Escribir" de Marguerite Duras. Interesante y sobre este tema.

    Saludos. :)

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