10.3.13

Es tan solo la historia repitiéndose a sí misma

Bueno, murió Chávez.
Probablemente si me quiero poner a hablar de política caiga en los lugares comunes y termine repitiendo todo lo que escuché por ahí.
No voy a hacer eso.
Voy a ser sincera conmigo misma y con los demás y voy a decir que lo que me llama la atención de todo lo que ha estado ocurriendo esta última semana es la polarización llevada a extremos impensados.
Sé de gente que festejó a los gritos y decía que iba a abrirse un champagne esa misma noche.
Y después veo los carteles en la vía pública de la Presidencia de La Nación en los que afirman que Hugo Chávez fue una figura admirable y un modelo indiscutible para seguir. O veo imágenes desde Venezuela de gente llorando desconsoladamente.
Parece mentira que una misma persona pueda causar tanto odio y tanto amor.
Y lo que resulta ridículo de todo esto es que hay una especie de ceguera extendida que no deja ver más allá a quienes opinan sobre el tema. Son muy pocos los que dan un paso afuera y ven lo que pasa con un poco más de cautela.
No juzgo. Es totalmente comprensible que ocurra. La historia se hace así.

¿Cómo tomar posiciones en este juego, cuando ambas son válidas? ¿Y cómo puede ser que haya dos lados rivales y nunca ninguno vaya a tener toda la razón?
El problema es que la gente se ensimisma tanto en sus ideales, sus valores, en lo que cree, que cuando planteas la posibilidad de que admitan la validez (ni siquiera digo verdad) de un punto de vista diferente, se ponen a la defensiva.
Yo creo que cualquier figura histórica/ política/ de lo que sea que produzca tantos sentimientos y tan dispares, es una figura que vale la pena reconocer.
Todo esto ya pasó y todavía pasa.
Es tan solo un poco más de historia repitiéndose a sí misma.
Pero con suerte, alguna vez aprenderemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario