Sí, estoy hablando de Pink Floyd. Y sí, por supuesto… particularmente de The Wall.
Desde el año pasado que estaba esperando el día que ya tan fugazmente pasó. El gran Roger Waters, voz principal de la banda, vino a Buenos Aires en marzo de este año para dar no 4 shows como se había previsto. Para dar 9 (nueve). Y la realidad es que si daba más, la gente iba a ir igual. Si hay una cosa buena que tenemos los argentinos es que sabemos apreciar la buena música (dejando de lado la cumbia y derivados, por supuesto, ¿no?).
Es indiscutible la perfección de un cd como lo es The Wall, pero más allá de lo que representa y de su mensaje (la alienación del hombre por el mundo capitalista, el sistema que nos reprime, el horror de la guerra), lo que tuvo el show fue mucho más. Nunca hasta el jueves 15 de marzo se me había puesto la piel de gallina desde la punta de los pies a la cabeza. Y era constante, sentía un cosquilleo intenso por los brazos, en la panza, en la espalda. Cuando tocan las primeras notas de “In The Flesh?” se podía sentir al público en éxtasis, viendo el show de fuegos artificiales y el avión que vuela por toda la cancha hasta el escenario. Casi que no tengo palabras; no sabía para donde mirar, y creo que cualquier otra persona que haya ido a verlo me puede entender. Y los que no fueron… bueno, es una lástima. Pero siempre se puede escuchar el cd, obvio.
El único problema que tengo ahora es que cuando vaya a un recital me voy a imaginar algo como lo que ví esta vez; y no, no va a ser así, porque esto no es normal. Esto fue insuperable, inolvidable.
No puedo explicar cuánto le agradezco a mi papá por haberme enseñado lo que es la buena música, porque sin él yo no hubiera sido una de esas miles de personas que lloró, rió, gritó, cantó y aplaudió sin parar durante 2 horas en el estadio de River.
Ahora entiendo todo, ahora escucho las canciones y sé que nunca va a ser lo mismo porque con cada nota me voy a acordar de cada segundo de lo que viví en ese recital. Me quedo corta diciendo que la pasé increíble, me quedo corta diciendo todo lo que acabo de decir y me quedo corta también si digo como consejo “escuchen The Wall”. Quizás nos vendría bien a todos escuchar un poquito más de Pink Floyd, no sé de una persona que conozca a fondo su música y no le guste. Pero para mayor entendimiento de lo que acabo de escribir, recomiendo no solo la película basada en el cd (que al ser conceptual ya de por sí cuenta una historia) sino que también recomiendo el siguiente blog, al cual caí de casualidad y me quedé internada leyendo un viernes a la noche: www.thewallanalysis.com
Si ya conocen el cd, si ya fueron al recital, y/o si ya vieron la película, entren al link que no los va a decepcionar. El hombre que lo escribió tiene un título en literatura. Sabe, y se nota.
Y para los que no saben de qué hablo y lo que se les viene a la cabeza cuando les digo Pink Floyd es “we dont need no education” y no más que eso… les recomiendo que escuchen un poco su música, pero en serio. Cuesta entenderla, porque es diferente a lo de hoy en día, pero una vez que la incorporamos, es imposible sacársela de la cabeza.