- Jero… estaba pensando.
- ¿Si?
-¿Por qué crees que es tan difícil no hablar de alguien más en una canción? Siempre se están refiriendo a una persona. ¿Por qué no cantan sobre objetos o sobre la vida o sobre la humanidad?
- Yo canto sobre esas cosas.
- Pero vos sos diferente. Yo hablo de la gente mediocre.
- Debe ser que es más fácil para expresarse.
- No tiene sentido. Las canciones de amor supuestamente hablan del otro pero es increíble lo egoístas que son.
- El amor es egoísta, Ana.
- ¿Vos crees? ¿No existe amor desinteresado, que sea puramente dar y no esperar recibir nada a cambio?
- Y… no se. Puede ser. Miralo a Dios.
- Pero Dios no se puede ver. Ese es el problema.
- ¿Alguna vez te enamoraste?
- No se… capaz, sí. No se, creo.
- Mmmmmm
- ¿Qué?
- Si te hubieras enamorado lo sabrías.
- ¿Qué, vos sí te enamoraste?
- Sí…
- ¿Y qué se siente?
- Se siente… bien. Qué se yo.
- ¿Pensabas siempre en dar todo y no esperabas nada a cambio? Por lo que veo no te fue tan bien.
- Trato de hacerlo.
- ¡¿De quién estamos hablando Jerónimo?!
- …
- Bueno está bien, no me digas.
- ¿Sabes que creo yo, Ana? Las canciones de amor son egoístas porque el ser humano es egoísta. Es imposible pensar en ser buenos siempre, que los demás nos tiren mierda y que sinceramente no nos importe. Va en contra de nuestra naturaleza, de nuestro orgullo y amor propio.
- Entonces no crees que exista un amor así.
- No… por lo menos no un amor pasional. Siempre esperamos algo a cambio. Siempre.
- Qué cagada che.
- Y sí. La verdad que si.
- Pero es que además, ¿por qué cuando nos gusta una persona no podemos ir y decirselo y hacer todo más simple? No tiene sentido. Dicen que las mujeres somos histéricas, pero dale, con estas cosas también tienen que lidiar los hombres. ¿O no?
- Sí, obvio.
- ¿Por qué somos todos tan complicados? Me pone nerviosa.
- Ojalá supiera... ¡ojalá supiera!
- ¿Qué te pasa?
- Nada… me pesa el orgullo.
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