Es la solemnidad de sus
calles laberínticas
O el arte de mármol
inmortal.
Miles de historias
encerradas entre paredes
Para siempre
Prisioneras de algún
lugar.
Famosos e infames
En eterno descanso
En vecindad.
No es la muerte lo que me
llama
Son las vidas
Que vivieron.
Y no es el morbo
fascinante lo que me atrae
Ni una obsesión con los cuerpos inanimados.
Es la paz.
Caminar entre los olvidados
Es recordarlos
Traerlos devuelta a la vida.
Inhalar y exhalar muerte y sopor
Entre pobres diablos escondidos
Me hace sentir más viva que nunca.
Las necrópolis son ciudades abandonadas
En donde fantasmas se esconden entre mausoleos, criptas y cenotafios
Susurrándome sus secretos.
Es la paz.
Caminar entre los olvidados
Es recordarlos
Traerlos devuelta a la vida.
Inhalar y exhalar muerte y sopor
Entre pobres diablos escondidos
Me hace sentir más viva que nunca.
Las necrópolis son ciudades abandonadas
En donde fantasmas se esconden entre mausoleos, criptas y cenotafios
Susurrándome sus secretos.
Los cementerios están construídos sobre el respeto inquebrantable
Se sostienen en la meditación más profunda
Y guardan el más sagrado y perfecto silencio.
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