María sacó a pasear a su perro pero su perro se
escapó.
Tiró fuerte de la correa y ella no pudo sostenerlo.
El perro corrió y se alejó sin mirar atrás.
María se sentó en un banco de la plaza.
Contó a los niños que pasaban, a las familias felices.
Vio a todos los corazones que latían por todo lo que el suyo
no lo hacía.
Suspiró.
Cuando su perro volvió, María estaba quieta en su
lugar.
Su perro se acercó a olfatearla, y lloró cuando se dio
cuenta que ya era tarde.
María murió esperándolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario